martes, 22 de enero de 2008

Todos han muerto



Esta primera edición de Todos han muerto (1971) fue rescatada de los roñosos
anaqueles de La Gran Pulpería del Libro Venezolano, ubicada en Chacaíto.


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Elegía

Mientras haya muerte viviré cantando,
errando en una onda de música desesperada. En los inviernos,
en cualquier estación, son muchos los que han muerto por mí.

Siempre deseo dejar la vida sin amargura,
dejarla como yo la he visto. La esperanza que me da la noche,
quizá la obsesión de estar muerto, han impedido que me sepulte,
que vuele sobre el hilo de mi alma solar.

Me gustaría vestirme con el color de la muerte,
llevar en mí la rigurosa fantasía. Querer a una mujer pálida que tenga
las alas como nunca.

Mi deseo no es huir de la vida sino fijarla en lo que
arrebata. Esta luz de hoy nada cubre y sólo el sueño del cadáver
invita a viajar.

Yo vivo sigiloso,
esperando que se abra la tierra para cubrirla con mi melancolía.
Mi melancolía debe ser mi cuerpo muerto con sus ojos verdes
cerrados.

Mi melancolía es culpa de los muertos
y de sus grandes magias. Padres míos magos que vinieron y se
esfumaron. Que vagan como relámpagos de polvo debajo de la tierra.



José Barroeta
En Todos han muerto. Caracas: Monte Ávila, 1971. pp. 92-93.

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“La poesía de Barroeta impulsa una alta conciencia de la temporalidad. En ella se entretejen los tiempos míticos e históricos, trenzados por las vicisitudes del hombre que se asume en su presente pero que no logra, no quiere, dejar que su voz se desparrame en el caos. La conciencia de la historia, el rictus frente a los íconos de su tiempo se vuelven actos de rebeldía, de ironía y parodia, donde confluyen sus más preciados elementos, la vitalidad, el amor, la pasión y la frontera diluida entre sueño y realidad. El día y la noche son la fuerza lacerante que se convierte en embriaguez perpetua; de vida, de luz, de belleza. Hay allí una forma que pudiéramos llamar el oráculo del vidente; la búsqueda de certezas lo lleva a un recorrido que es plenitud cuando logra vaciarse hacia dentro” (38-39).


Gregory Zambrano
Fragmento de: “Pepe Barroeta en la comarca de la niebla”.
Todo ha sido soñar. Homenaje a Pepe Barroeta. Mérida, 2006.



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José Barroeta (Pampanito, 1942-Mérida, 2006). Poeta, crítico y abogado. Perteneció a varios grupos literarios como Tabla redonda, Trópico Uno, En Haa y La pandilla de Lautréamont. Su poesía, de un lenguaje arrebatado y arrebatador, está plena de fuerza primitiva y presencias espectrales. Sus poemarios esenciales son Todos han muerto (1971), Arte de anochecer (1975) y Fuerza del día (1985).

Gregory Zambrano (Mérida, 1963). Poeta y crítico literario. Fue director de la revista Solar y desde 1991 es miembro del comité organizador de la Bienal de Literatura “Mariano Picón Salas”. En poesía ha publicado, entre otros, Dominar el silencio (1994) y Desvelo de Ulises y otros poemas (2000). Dos de sus principales libros de ensayos son De historias, héroes y otras metáforas (2000) y Mariano Picón Salas y el arte de narrar (2003).

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